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Ángeles DE DIOS ALTUNA DE MARTINA
José Rufo de Uriarte, periodista, editor y escritor (II/III)
José Rufo de Uriarte, periodista, editor y escritor (III/III)
La prolífera obra de José Rufo de Uriarte que abarca medio siglo de la revista “La Vasconia-La Baskonia”, la extensa obra periodística, su labor como editor responsable de títulos de autores argentinos y extranjeros, la publicación de tres libros y la edición durante varias décadas del Almanaque La Baskonia constituyen de por sí motivo de interés para su estudio, puesta en valor y difusión no solo entre las nuevas generaciones de vascos, sino por el significado y proyección de su trabajo a través del tiempo.
Iniciado en la juventud en esta actividad en la Argentina a donde emigró hacia 1891, volcó en su quehacer profesional la impronta de hombre comprometido con la causa baska, con el país en que vivía y con sus compatriotas en quienes mantuvo viva la pasión por la tierra, por sus ideales y valores esenciales.
El rescate de parte de su obra mediante la digitalización de su revista si bien —fue fundada con otro visionario de similar empuje, Francisco de Grandmontagne, y continuada por distintos hombres a través de los años— constituyó el medio esencial para el conocimiento de su trabajo y de su vida puesta al servicio de una causa digna de difusión. Por medio de ella han cobrado vida prestigiosos hombres y mujeres parte de ese quehacer, como escritores, periodistas, historiadores, pintores, dibujantes, fotógrafos y una extensa nómina de ilustres exponentes de la cultura baska, americana y universal. Ellos nutrieron intelectualmente a varias generaciones de vasco-argentinos e hispano hablantes en general, con destacada proyección en Euskal Herría con reflejos propios del espíritu que lo animara.
Toda su actividad, especialmente los escritos, respondió a un proyecto de vida, a un ideal pensado, premeditado, con vistas a trasmitir la cultura baska a quienes se acercaron a ella. Una mirada retrospectiva a esa obra multifacética acrecienta su valor de visionario y su tarea didáctica que perdura a través el tiempo.
José Rufo de Uriarte.
Es evidente para quienes fue ideada y fueron destinatarios del mensaje de su obra. Uriarte fue el referente de los vascos en Euskadi, en la Argentina y en otros países americanos tanto en relación a su tierra como a sus compatriotas emigrados. Su trabajo periodístico fue imprescindible en su tiempo y adquiere en la actualidad valores acrecentados por su contenido histórico y testimonial, y por la vigencia de valores que aún perduran en el ideario colectivo como el rescate de tantas figuras de hombres y mujeres que contribuyeron en la misma. Difundió ante la colectividad vasca y el pueblo argentino en general el progreso, la pujanza, el porvenir, la presencia destacada de sus miembros en esta sociedad. La visión del periodista se extendió a la necesidad no solo de divulgar su cultura, sino de demostrar y afianzar la identidad vasca en una sociedad formada por un gran caudal inmigratorio procedente de diversos países. La importancia de diferenciación del colectivo inmigratorio fue en su momento imprescindible.
La temática de los trabajos de José Rufo de Uriarte deja de relieve no solo su compromiso con la divulgación de su cultura en la Argentina y en América, sino su identificación con el país que lo acogió y en el que depositó su particular vocación y mirada de periodista y editor. Testigo de los profundos cambios políticos e ideológicos producidos entre fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, tanto en Euskadi como en América, a más de cien años de esos acontecimientos, la consulta a sus escritos aún constituye un medio de importancia para el conocimiento de ese tiempo pasado.
El acta de nacimiento de José Rufo de Uriarte señala que el mismo ocurrió en la Villa de Bermeo, provincia de Vizcaya, el 26 de agosto de 1867, hijo de Faustino Uriarte, propietario, natural del mismo sitio, y de Paula Inchausti, natural de Busturia. Fueron sus abuelos paternos “los finados don Juan Antonio de Uriarte, natural de Munguía y doña Casta Isabel de Echevarria, natural de ésta, y los maternos don Ignacio de Inchausti natural de Rigoitia y doña María Manuela de Apraiz natural de Busturia. Se le puso por nombre José Rufo y fueron sus padrinos D. Mario de Zavala soltero, natural de Albia, y Dª Francisca de Ugarte casada, natural de ésta”. La tradición cristiana de sus padres dispuso el bautismo en las Iglesias unidas de Santa María y Santa Eufemia, cuyas imágenes, a igual que otros edificios emblemáticos de Bermeo y caros a su memoria, cada tanto, La Baskonia reproducía en sus páginas.
Bermeo y Bilbao permanecieron en la memoria de Uriarte con fuertes lazos de pertenencia e identidad vasca. En su tierra pasaría la infancia y primera juventud. Sus escritos refieren con añoranza en forma permanente la tierra donde nació. Cursó estudios en el Instituto Vizcaíno de Segunda Enseñanza, hoy Instituto “Miguel Unamuno” donde recibió formación humanista y mercantil. El periodista recuerda esta etapa de su vida mediante la evocación realizada en Bilbao de su compañero de estudios, el escritor Félix García-Arcéluz, con quien mantuvo amistad durante varias décadas. Contrariamente a su estilo, Uriarte no hacía referencias a su vida familiar en Bermeo ni a sus amistades de aquellos años. Sin embargo, en oportunidad de regresar a Bilbao en 1931, recordó con afecto el aniversario del fallecimiento de ese amigo deslizando en su crónica esta información que permite conocer parte de sus estudios y formación intelectual.
José Rufo de Uriarte hablaba euskera, aprendido seguramente en el ámbito familiar, como era tradición en aquellos años. En Buenos Aires lo hablaba con quienes visitaban la redacción de su revista, la editorial o en charla amena en la calle. Así lo contó el historiador argentino Enrique de Gandía, quien lo conoció en sus años de juventud. Era alto, fuerte, de aspecto elegante con sus grandes bigotes a la moda, aire noble y trato bonachón. Lo describió como “un vasco perfecto que hablaba el euskera y amaba hondamente su historia”.1
Bermeo. Entrada del Puerto e Iglesia de Santa Eufemia La Vasconia, No. 85, 10 de febrero de 1896.
Los estudios del castellano y otras asignaturas en el Instituto Vizcaíno- actualmente denominado Instituto de Enseñanza Secundaria “Miguel de Unamuno”, le permitieron no solo escribir con propiedad y estilo acorde a su trabajo, sino adquirir una formación humanística destacada. En las notas de sus libros deja en evidencia su cultura y erudición confirmada por dichos del citado historiador, que como se verá, destacó al fallecer el periodista, sus amplios cocimientos acerca de historia y filología. Por otra parte, el prolongado contacto con la madre varias décadas después de residir en la Argentina, constituyeron vivencias que mantuvieron al emigrante inquieto por su patria, sumado al trato con colegas, escritores, músicos o artistas con quienes se relacionó por su quehacer profesional. La actividad laboral y expansión intelectual del bermeano fueron rápidamente conocidos en su tierra. El envío regular de su revista a Euskadi, más adelante la designación de corresponsales y el intercambio permanente de información, fueron los medios que permitieron trascendiera en Vizcaya.
Uriarte publicaba junto a sus colaboradores importantes biografías de sus paisanos, como él los llamaba; historias de las tradiciones euskaras; informaba acerca del crecimiento comercial o el movimiento político, entre otros temas que lo identificaban con la tierra natal. Su vida se nutrió de importantes lecturas, conocía a escritores del pasado y del presente, sabía de su historia, de sus gentes, pescadores de altura y de bajura y sus dramas ocasionados por el Cantábrico enfurecido. En sus escritos hacía frecuente referencias a los momentos dedicados a la lectura, al parecer uno de sus pasatiempos preferidos.
Los diversos trabajos emprendidos por Uriarte permiten presumir que comenzó con tareas relacionadas al comercio, a la publicidad y más adelante con la instalación de un pequeño taller tipográfico. Antes de su compromiso con la revista, fue propietario de una imprenta en sociedad con J. Enrique Roland, probablemente de origen francés, primo del arquitecto Enrique Charnoudie.2 Este taller, con el tiempo transformado en importante imprenta, funcionaba en calle México 524. En esos años la zona era habitada por inmigrantes, particularmente de origen español, que conformó el espacio social del Barrio Sur o Barrio de Montserrat, cuya identificación responde a la Iglesia del mismo nombre.3
La calidad de vida en esa zona era de buen pasar, y en su derredor se crearon diversas asociaciones de distintas regiones españolas, escuelas y otros servicios, que constituyeron verdaderas redes sociales entre los inmigrantes. La presencia numerosa de vascos dio origen a la construcción de un frontón donde se practicaba uno de sus deportes favoritos. A esto cabe agregar que en 1877 se fundó en el barrio el Centro Laurak Bat, la institución más antigua que agrupaba a los vascos en la Argentina. Desde sus orígenes funcionó en diversos domicilios del barrio de Montserrat hasta su asiento definitivo en avenida Belgrano 1144, en las cercanías del taller de Uriarte.4 Varios de los fundadores de la euskal etxea más antigua del mundo serían posteriormente colaboradores incondicionales del bermeano en su revista.
Es probable que la Tipografía La Vasconia haya sido el primer comercio propiedad del periodista. Es evidente que su proyección fue muy importante en la ciudad porteña por la diversidad de trabajos destinados a difundir las actividades comerciales, particularmente de vascos, y sus inicios como editorial de importantes títulos de la literatura argentina. La producción de la imprenta abarcaba un amplio espectro de rubros tanto de interés para el hombre de la ciudad como para el de origen rural. En dicha tipografía se imprimía todo tipo de avisos destinados a los comerciantes mediante el eslogan convincente: “La imprenta que trabaja más pronto, mejor y más barato”. La actividad comercial era intensa, almacenes, carnicerías, carbonerías, mercados, tiendas, hoteles entre otros, dieron vida al lugar y sus pobladores, que con el tiempo ascendieron social y económicamente. Todo ello debe haber contribuido al progreso de Uriarte con mayores demandas de trabajo.
En el citado local estaban a la venta, talonarios, recibos y libros para uso del comercio. Destacaban las publicaciones de valor para la colectividad, como el “Vocabulario Vascongado” de Francisco de Aizquibel, el Manual de conversación castellano-euskera de Isaac López Mendizábal, con preámbulo de Arturo Campión, un tomo de 400 páginas, encuadernado, el álbum Aires baskos -Para canto y Piano, la Guía Juridica de la República Argentina. Consultor práctico para los comerciantes, industriales y propietarios que incluía la Ley de Quiebras, juicios por desalojo, revocación de poderes, modelos de compraventa, propuestas de concordato y una extensa lista de modelos de escritos judiciales, que como su nombre indica, constituiría material de imprescindible uso para el creciente comercio de esos años. En su taller se imprimían así también postales, talonarios, sobres, almanaques de la actividad privada como la de Casimiro Barbier, propietario de casa Los Vascos de Mar del Plata, destinados a “sus favorecedores”.5 Además de las obras mencionadas, la editorial ofrecía a la clientela álbumes con tarjetas postales en colores con dibujos de José Pepe Arrúe muy valoradas por su calidad artística y la representación de personajes y paisajes vascos.6
Aviso comercial de La Baskonia principios del siglo XX.
A esta actividad laboral de Uriarte se sumaba su vocación por el periodismo. Las relaciones intelectuales, amistosas y comerciales le proporcionaron importantes contactos con otros colegas, prestigiosos escritores de esos años, tanto argentinos como extranjeros radicados en el país. El intercambio de correspondencia con las provincias vascas era intenso. Buen número de ellas eran reproducidas en las páginas de la revista detalle que permite conocer parte de las vinculaciones profesionales de sus directores con periodistas, corresponsales o amigos que expresaban de una u otra forma su reconocimiento a la publicación. De la extensa lista de periódicos mencionados por la revista citamos algunos de ellos como: La Juventud Republicana de San Sebastián, La Unión Vascongada, La voz de la República, El Eco de Navarra, El Correo Español, Bilbao Marítimo y Comercial y el Semanario Fuerista Laurac Bat de La Habana, dirigido por el periodista y escritor Faustino Diez Gaviño.
El crecimiento económico de estos años y la visión de este inmigrante y otros jóvenes nucleados en su derredor dieron origen en 1893 a la revista La Vasconia, cuyas páginas eran editadas en los talleres de calle México. Simultáneamente concretó otra iniciativa, la de publicar los libros de escritores allegados. El trabajo de Uriarte como editor fue relevante. En sus talleres vieron la luz, en buena calidad de impresión, —en papel couché— obras ilustradas con dibujos, grabados o reproducción de fotografías, una extensa lista de títulos cuyos autores eran generalmente amigos y conocidos del propietario.
Un testimonio de aquel vigor que el editor puso al servicio de su causa fue expresado por Enrique García Velloso7 en oportunidad del fallecimiento de su responsable.8 Esto escribió:
Se une al recuerdo esclarecido y conmovedor de José Rufo de Uriarte, en este doloroso instante de su repentina desaparición, a los más dulces recuerdos de mi adolescencia, cuando cogido de la diestra de mi padre, bajaba diariamente, apenas anochecía, al subsuelo de la imprenta de La Baskonia, donde realizaban sus deliciosas charlas, en torno de la mesa de Francisco Grandmontagne, los hombres más destacados de la vieja y la nueva literatura argentina de fines de siglo pasado, Rubén Darío, Julio Piquet, ángel de Estrada, Ricardo Jaime Freire, Eugenio Díaz Romero, Rafael Obligado, Calixto Oyuela, Severiano Lorente... ?Cuánto ha pasado desde entonces!
Más adelante señaló:
Uriarte, el artista impresor, comerciante alma de niño, se había resuelto a dar a la estampa “Los raros” de Rubén Darío en aquella edición “Elzevier” que dirigió con un fervor impresionante, a pesar de todas las adorables informalidades del poeta inmortal de “Rosas profanas”, que le devolvía las pruebas con quince días de atraso... ¿y luego?
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Todos estos esfuerzos editoriales fueron justipreciados, organizados, estimulados por la alta y noble inteligencia de Uriarte.
La información aportada por el escritor antes mencionado permitió conocer varios de los títulos editados en esos años, reveladores de la intensidad del trabajo generado en esos talleres.9 Uriarte y Roland solían hacer gala de las calidades de esas publicaciones. Por ejemplo, cuando editaron “Cuentos y Leyendas” de Filiberto de Oliveira Cézar, la revista dio a conocer la novedad diciendo que estaba “hecha a todo lujo con grabados al boj” y la compararon con las mejores de París de Lemerre y Guillot, en esos años de moda y reconocida trayectoria. Ejemplo de ello son los tres libros editados a Andrea Moch, “Del Cantábrico al Plata”, “Bocetos de mi viaje a Norteamérica” y “Páginas de mi vida”, los tres ilustrados con dibujos de la autora, algunos de ellos en colores. Es de destacar que además de la edición de libros, Uriarte publicaba las conferencias o discursos de sus compatriotas entre ellos: “La Confraternidad Bascongada. Sus triunfos. Hacia la cumbre” (1914) y “Recuerdos de la montaña” ambos de Francisco R.M. Laphitz (1906), y “Homenaje rendido por la Euskal Echea a la Memoria de su presidente honorario D. Martín Errecaborde en los Institutos de Lavallol el 2 de junio de 1918” (1918).
La obra de Uriarte como editor se extendió hasta su fallecimiento. Además de los títulos mencionados y material destinado al uso comercial, editó durante cincuenta años la revista por él fundada, los almanaques La Baskonia y sus tres libros.
Para fines de 1896 la editorial se trasladó a otro edificio situado en una zona de gran prestigio económico y social en esos años: Avenida de Mayo 781. El acontecimiento fue divulgado con orgullo y entusiasmo por parte de sus propietarios en el que aludieron al éxito de ser La Vasconia “el primer periódico instalado en la soberbia Avenida de Mayo” de “la Babel americana”. La nota explicaba detalles de la maquinaria moderna incorporada a los talleres y el creciente número de empleados y operarios, y a la vez agradecía a la colectividad el acompañamiento en esta empresa. El tono exultante de los votos de progreso para los vascos revela el sueño de los inmigrantes: “hacerse millonarios” con la compra de grandes extensiones de tierras en la Argentina.
Almanaque de La Baskonia, 1909.
A la presencia de estos libros cabe agregar la edición de los almanaques La Baskonia obsequiados anualmente a los abonados de la revista que tuviesen las cuotas al día.10 Fue otro medio de divulgación de aquellos años de propaganda y diversas disciplinas muy valorado por los lectores y utilizado también por otras colectividades, entre ellas la gallega, por organismos nacionales, empresas privadas o comerciantes. Sus ejemplares llegaban a los lugares más distantes del país y aportaban no sólo el calendario sino otros temas de interés para la familia. Venían precedidos de una ilustración o carátula en “tricromía”, obra de la artista Andrea Moch de acuerdo con la información simultánea de la revista en el mes de enero de cada año, adelantado su aparición, los temas, autores o novedades, ilustraciones con grabados, fotografías o caricaturas y otros datos motivadores del interés de sus destinatarios. Por medio de estas notas es posible saber información complementaria respecto de autores, dibujantes o colaboradores. En otras oportunidades, la portada era una fotografía, siempre en alusión a temas o escenas vascas.
El almanaque traía más de ciento cincuenta páginas con valiosa información en temas referidos al calendario a su relación con la astronomía o vaticinios astrológicos. Llama la atención que cada mes, mencionado en euskera y en castellano, estaba ilustrado con una viñeta de estilo art nouveau, el signo astrológico correspondiente, y en las páginas interiores artículos dedicados a la historia de los almanaques en las distintas culturas, referencias a su importancia y relación con la vida del hombre y los fenómenos naturales. Destacaba el santoral, los días festivos y comentarios acerca de algunas predicciones mundiales con datos curiosos o llamativos.11
La estructura del almanaque respondía en general a la de otros editados en la Argentina desde el siglo anterior por empresas comerciales o las mismas editoriales, por ejemplo la de Jacobo Peuser, una “verdadera Biblia” para la gente del campo, o el perteneciente al Ministerio de Agricultura de la Nación de imprescindible consulta para tareas rurales.
Este tipo de publicación, considerado género literario de cordel estaba muy de moda en los años de expansión de la revista de Uriarte, quien con la experiencia ya adquirida en las artes gráficas y visión comercial, no habrá dudado en editar este recurso comercial. En este emprendimiento puso en evidencia no solo su creatividad, sino todos los medios técnicos de la época en cuanto a diseño, color, calidad de las fotografías y otros detalles para que los almanaques constituyeran no solo un atractivo más sino un modo de difusión de diversos temas de su interés.
A partir de su aparición y hasta poco antes del fallecimiento de Uriarte, esta iniciativa destacó con el transcurso del tiempo en alarde de presentación por la variedad de los temas, la calidad de sus grabados, la reproducción de obras artísticas y textos de escritores renombrados, en general más de origen euskaro que americano. El dibujo y las caricaturas realizadas por artistas consagrados llevaron al hogar de numerosas familias un verdadero compendio de información, material de consulta, datos útiles y conocimientos prácticos que comprendían a hombres y mujeres en general, al ama de casa, al trabajador rural, al industrial y al comerciante, por mencionar algunos destinatarios.
El almanaque La Baskonia fue conservado por su valor simbólico y afectivo, con verdadero fervor. Algunas de sus ilustraciones de tapa eran utilizadas como improvisados elementos decorativos de las paredes del hogar o del comercio. Las ilustraciones, en particular las de Andrea Moch, eran acompañadas con comentarios elogiosos acerca de los méritos de la artista, “que con sus dibujos, adornaba el frontis del almanaque”.
Los temas de esta publicación incluían historia, breves biografías, música, sus intérpretes, instrumentos o partituras, las tradiciones euskaras en la vida rural, la vestimenta, la medicina con inclusión de “remedios caseros”, culinaria con explicación y dibujos acerca de las comidas típicas del pueblo vasco. La imagen fue utilizada como medio importante de difusión: fotografías de edificios públicos tradicionales, caseríos, construcciones nuevas, puertos, monumentos, iglesias y diversos íconos representativos de la tierra lejana.
Dibujo de Iraola en el almanaque La Baskonia.
La reproducción de textos literarios de escritores de renombre constituyó un valioso aporte a la cultura en la larga existencia del almanaque. En sus páginas publicaron Arturo Campión, Florencio de Basaldúa, Pio Baroja, Carmelo Echegaray, Miguel de Unamuno o Victoriano Iraola con poesía, dibujos caricaturescos y diálogos en euskera. Otros colaboradores fueron Martín de Angiozar, Bernardo Estornés Lasa, Juana de Ibarbouru, Enriqueta Lebrero de Gandía, Miguel Ángel de Barandarían, los argentinos Leopoldo Lugones y Arturo Capdevilla entre muchos otros. En algunas oportunidades, Uriarte también lo hizo con su nombre, iniciales o el seudónimo Basogizóna con notas de carácter histórico, cuentos o relatos. Andrea Moch publicó cuentos ambientados en la Argentina y comentarios sobre arte ilustrados con dibujos de su autoría.
Notas, poesía, canciones y mensajes de diverso tipo fueron publicados en euskera. Su presentación en la página Voces baskas usuales, difundía un vocabulario de uso común y práctico que comprendía desde los meses del año, los días de la semana y el tiempo, hasta los saludos corrientes. Otras páginas estaban destinadas al hombre de campo, con el aviso Paisano-Erritarra. Cumplía la misión de diccionario colgado en la pared y recordaba a diario el nombre de los elementos y materiales de trabajo como maderas, postes, tanques, semillas, nombre de los árboles y todo aquello que permitía relacionarse con el entorno.
La pintura y escultura tuvo manifestaciones relevantes. Fueron reproducidas obras de Cabanas Oteiza, de Zuloaga, Pepe-Arrúe, Valentín y Ramón Zubiaurre, Darío Regoyos, Gaspar Montes Iturrioz y esculturas de Blocher, por mencionar unos pocos. La caricatura como expresión artística en esos años, fue representada por dibujantes de renombre como Luis Bagaría, Txiki, Kaiko, los mencionados Iraola y Arrúe, Solero y Luis Macaya, entre otros.
Es de destacar la propaganda comercial de sus páginas: profesionales médicos cuyos apellidos denotaban el origen vasco, la actividad bancaria, los comercios tales como hotelería, casas de moda, ramos generales, fabricación de productos alimentarios, venta de maquinaria e insumos para el campo, alpargatas y calzado de lona, ropa de trabajo o indispensables para el tambo, como desnatadoras, la venta de cuajo y caseína o la enseñanza de técnicas para el ordeñe, fabricación de quesos, vacunas para la hacienda o plaguicidas. Algunos de estos avisos tenían en cuenta el idioma de sus clientes, pues anunciaban la atención en castellano, francés y euskera.
1 Ignacio Tellechea Idígoras El vasco Francisco Grandmontagne, sus cartas a Miguel de Unamuno. San Sebastián, 1990. Grupo Doctor Camino, p. 10
2 Manuel P. Llanes. “La Prensa”, 23 de julio de 1972
3 La Iglesia Nuestra Señora de Montserrat fue construida en el siglo XVIII. Es una de las más antiguas de la ciudad de Buenos Aires. Tradicionalmente los vascos asisten a los oficios religiosos, uno de los espacios de encuentro de la colectividad más apreciados.
4 Gonzalo Auza, “125 años del Centro Vasco Laurak Bat de Buenos Aires”. El Centro se fundó el 13 de marzo de 1877 en el café Milán de la calle Cangallo. [consulta 31 de julio de 2010]
5 En 1896 se imprimían en los Talleres Gráficos de Uriarte almanaques de “nuestros compatriotas”, como lo señala una noticia de la revista La Vasconia, No. 81, 1 de enero de 1896.
6 DE DIOS ALTUNA de MARTINA, ángeles y óscar áLVAREZ GILA; “José R. de Uriarte y la revista La Baskonia: una visión atípica de la colectividad vasca de Argentina de entre siglos”, en GARCíA SEBASTIANI, Marcela (Dir.); Patriotas entre naciones. élites emigrantes españolas en Argentina (1870-1940), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Editorial Complutense, 2011
7 Enrique García Velloso (1880-1938) autor dramático argentino.
8 La Baskonia, No. 1410, 30 de noviembre de 1932 p. 19.
9 Los títulos registrados en la presente investigación son: “Cuentos y Leyendas” de Filiberto de Oliveira Cézar (1895), “Historia de la literatura argentina” de Juan José García Velloso (1895), “Teodoro Foronda” (Evoluciones de la sociedad Argentina) de Grandmontagne [dos tomos] (1896), “Los raros” de Rubén Darío (1896), “Las montañas de oro” de Leopoldo Lugones (1897), “Los espejos” de ángel de Estrada, “Castalia Bárbara” de Ricardo Jaime Freire (1899), “Hernandarias y Benalcázar” de Juan S. Jaca (1899), “Arpas en el silencio” de Eugenio Díaz Romero, “Del Cantábrico al Plata” de Andrea Moch (1909), “Juan de Garay y su retrato” de Manuel Maria Cervera (1911), “Laureles del pantano” de Alcides Greca (1915), ilustrado en su portada por Andrée Moch, “Bocetos de mi viaje a Norteamérica” de Andrée Moch (1923), “Páginas Vividas” de Andrée Moch (1925), “Dónde nació el fundador de Buenos Aires” (1927) y “Nuevos datos para la biografía de Juan de Garay” (1928), ambos de Enrique de Gandía
Estatutos y reglamentos de la Euskal-Echea aprobados en las Asambleas de 17 y 24 de abril de 1904, Buenos Aires. Tip. La Baskonia, 1904.
Euskal Echea. Sociedad de confraternidad euskara de beneficencia e instrucción. Fundada el 24 de abril de 1904. La reglamentación de sus secciones, Buenos Aires, Buenos Aires, Tipografía La Baskonia, 1904.
Bosquejo histórico y recopilación de las opiniones de la prensa diaria, vertidas con motivo de la presentación pública de los institutos de Lavallol (F.C.S.) hecha el 10 de noviembre de 1912. Buenos Aires, Talleres Gráficos La Baskonia, 1913.
10 La recuperación de este importante patrimonio se debe a la digitalización y edición realizada por el Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritza, Servicio Central de Publicaciones. Hemeroteca de la Diáspora Vasca 01 que comprende los ejemplares desde 1908 a 1956.
11 Almanaque “La Baskonia”. Enciclopedia Vasca Auñamendi. [consulta 1 de agosto de 2010]
José Rufo de Uriarte, periodista, editor y escritor (II/III)
José Rufo de Uriarte, periodista, editor y escritor (III/III)
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